martes, 8 de septiembre de 2015

VISIÓN HOLÍSTICA DEL CONFLICTO

Resolvamos aclarar, que los conceptos más allá del significado aclaratorio, nos sitúan en un plano cultural, y es ese espectro donde se postulan formas de vida y convivencia, es decir, la percepción que tienen las personas sobre lo que es y significa el conflicto, y varía ampliamente según las circunstancias y cultura donde busquemos significación.

Pensemos pues, que por ser un hecho cultural, nuestro sentido al afrontar ciertas situaciones variará de una manera consustancial.

Determinamos de esta manera, que el conflicto se mueve en ópticas muy diferentes, formando parte de nuestro ser y forma de relacionarnos, motivado en si, por la misma condición social.

Y es esta motivación, como señala Rafael Marcos Aranda en “La negociación y la mediación en conflictos sociales 2005”, la que despierta las horribles debilidades humanas, desconfianza, codicia, miedo, levantando sus feas cabezas a medida que las partes luchan”.

Clases de conflictos.
Distinguimos así, los conflictos de suma cero, donde solo existen dos posibilidades, ganar y perder y los conflictos de posibilidades variadas o de suma no cero, donde convive un espectro más amplio de posibilidades,  motivaciones de las partes, que intentarán ganar a toda costa o por el contrario buscarán la mejor solución colectiva.

Para profundizar en los conflictos de posibilidades variadas es pertinente analizarlos desde un modelo de conflicto muy frecuente en la sociedad actual estudiado por la Teoría de Juegos, Von Neumann y Morgenstern en "The Theory of Games Behavior", publicado en 1944.


El Dilema del Prisionero (Prisoner's dilemma):
Dos delincuentes son detenidos y encerrados en celdas de aislamiento de forma que no pueden comunicarse entre ellos.  El fiscal sospecha que han participado en el robo del banco, delito cuya pena es diez años de cárcel, pero no tiene pruebas. Promete a cada uno de ellos que reducirá su condena a la mitad si proporciona las pruebas para culpar al otro del robo del banco.

¿En qué pueden basar los delincuentes sus decisiones de cooperación? Al no conocer la decisión del otro, tendrán que basarse en el conocimiento que tengan de decisiones similares pasadas, o de la confianza y conocimiento que tenga de que el otro haga lo mismo que él.
Imaginemos dos personas que están movidas por los mismos intereses. En un momento determinado, se plantea la posibilidad de poder cooperar para mejorar la posición actual. La cooperación de ambas  puede ser beneficiosa para las dos partes, cuya ventaja podrían ser que  puedan aprovechar las ventajas sobre el conocimiento del otro, aumentando así sus capacidades y competencias en pro de unos objetivos comunes.
El beneficio se maximizará si estas dos personas son honestas y realmente cooperan, pero si una de las dos traiciona a la otra para buscar su propio beneficio, ocurrirá exactamente lo contrario.


Dilema Social.
Un poco más cercano para la mayoría de nosotros es el “dilema social”, que también sitúa el deseo de la ganancia individual a corto plazo contra el bien del colectivo (Hardin, 1968: Samuelson y Messick, 1986). Cada uno de nosotros, como consumidor, produce cantidades ingentes de desperdicios no degradables, fundamentalmente plásticos, los ecologistas pintaron en los medios de comunicación pública el horrible cuadro de miles de millones de toneladas de plástico obstruyendo nuestros vertederos.

Si todo el mundo seguía utilizando plástico, el resultado final sería con seguridad desastroso para el medio ambiente. La comodidad personal del uso del plástico, estaba repentinamente en conflicto con la suerte de los compañeros habitantes del mundo. Tras una corta reflexión, se llega a una solución tremenda: si todos los demás habitantes del mundo prestaran atención al medio ambiente y dejaran de utilizar plástico, uno podría seguir usándolo.
Ciertamente los vertederos de basuras del mundo podían absorber los dos kilos diarios de plástico que uno está utilizando. Pero entonces el lado psicológico y social de la mente del sufrido consumidor asume el control y el defecto del razonamiento que se hace patente. Si todos los consumidores adoptan esta línea de pensamiento, sobreviviríamos a la infancia de nuestros hijos sólo para ser aniquilados en el futuro, junto con todos los demás, por las montañas de plásticos que se elevarían como el Fénix fuera de nuestros vertederos de basuras.

Por tanto, sería lógico pensar en las bondades humanas, denostadas por lo peor de nuestra condición, por el beneficio egoísta de una sociedad que solo piensa en ella y su entorno más cercano, que luchará por alcanzar más cota de poder.
Señala Alzate (1998), todo conflicto es el resultado de movimientos estratégicos proveídos de poder, con el único fin de alcanzar resultados positivos en situaciones competitivas o colaboradoras y, donde las ganancias incluyen aspectos sociales.

Y es este poder, manifestado en todo lo relacionado con establecer posiciones que se alzan a favor de los propios intereses, lo que desdibuja la propia integridad del ser humano, tan poco solidario que dificultan convivencias próximas.

Sherif (1966) realizó diversos diseños sobre situaciones competitivas entre grupos, llegando a la conclusión que cuando pone en interacción competitiva a dos grupos estos elaboran estereotipos negativos respecto a un grupo de otro y manifestando actitudes positivas hacia el propio grupo.
Es decir, existe una idea clara de categorización manifiesta al igual que una necesidad básica de identidad.

Necesidades manifiestas.

Necesidades sentidas como carencias percibidas. Surgen cuando existe un impulso imposible de controlar que lleva a que los esfuerzos individuales se encaminen en cierta dirección. También se emplea en otras circunstancias para describir la falta de objetos o afectos de índole emocional que son imprescindibles para subsistir o la carencia de productos nutritivos o de bien primario que provocan hambre o desequilibrio físico de algún tipo.

Maslow distingue necesidades:

-      Seguridad y control (Sentirse protegidos).

-      Fisiológicas (Alimentos, agua).

-      Amor y pertenencia (Dar y recibir afecto).

-      Desarrollo y expansión (Autorrealizarse).

-      Autoestima y estima hacia los otros.

Maslow cree que el hombre es un ser cuyas necesidades crecen y cambian a lo largo de toda su vida. A medida que el hombre satisface sus necesidades básicas o primarias, otras más elevadas como las secundarias ocupan el predominio de su comportamiento y se vuelven imprescindibles.
Maslow plantea que el ser humano está constituido y compuesto por un cuerpo físico, cuerpo sociológico y cuerpo espiritual y que cualquier repercusión o problema que ocurre en cualquiera de estos cuerpos repercute automáticamente sobre el resto de los cuerpos de la estructura. Por esto Maslow propone dentro de su teoría el concepto de jerarquía, para así darle orden a las necesidades a nivel del cuerpo físico, sociológico y espiritual.
Las necesidades se encuentran organizadas estructuralmente con distintos grados de poder.

Decide darle un orden de pirámide a su teoría, encontrándose, las necesidades de sobrevivencia en las partes más bajas, mientras que las de desarrollo en las partes más altas. La teoría de Maslow plantea que las necesidades inferiores o primarias (fisiológicas, de seguridad, sociales y autoestima) son prioritarias y por lo tanto más influyentes e importantes que las necesidades superiores o secundarias (autorrealizacion; trascendencia).

No hay comentarios:

Publicar un comentario