jueves, 13 de junio de 2013

NADA COMO PRONOSTICAR CONSECUENCIAS

A Pedro le gusta sentarse tranquilo a comerse el bocadillo. Juan, va abriendo meticulosamente su sándwich de jamón york, cuidadosamente envuelto. Con mucho esmero sentado frente a Pedro y rodeado del resto de compañeros. No se miran, como cada día, en se breve espacio de tiempo todos son conscientes del momento, de la hora, del proceso…

Afirmar conjeturas que abarquen a toda una realidad, a todo un colectivo es aventurarse hacia propósitos que quizás se escapan a nuestro propio conocimiento. Exploramos mundos construidos socialmente que creemos son lo bastante beneficiosos para englobar, encuadrar a un colectivo, siempre más débil. Como vorágine infinita, nos permitimos la licencia de dar entendimiento a lo desconocido, a lo que se nos escapa, a lo que de una forma u otra queremos controlar o entender.

Nada como pronosticar consecuencias, comportamientos y expectativas…

…discernir que la vida es como queremos que sea, sin detenernos muchas veces a escuchar voces que susurran desde los escalones más bajos a los que nunca se pidió permiso para que fuésemos nosotros los encargados de allanarles el camino.

Bajo esta premisa, y siendo consciente de lo que implica dar voz a quien nunca te lo ha pedido, he querido aventurarme, sin más pretensión que mi propia ignorancia, a una realidad coartada por las bajas premisas de lo que se considera oportuno, digno, correcto.

He querido establecer un vínculo, un nexo, una explicación a las relaciones existentes dentro de un Centro Ocupacional (CO). Como 18 personas se relacionan a diario en una realidad ficticia, dirigida, sustentada por el desconocimiento de quien quiere lo mejor para ellos.


Determinando que, la validez de la relación, entendida como cúmulo de experiencias compartidas por un grupo, que se extiende a lo largo del tiempo, es lo que denominamos amistad.

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