domingo, 28 de abril de 2013

ATENCIÓN TEMPRANA


ATENCIÓN TEMPRANA
Partimos de que en la actual concepción de la Atención Temprana (AT), ya no es el niño con trastorno y sus primeros hitos evolutivos el único objetivo de sus actuaciones. Las actuaciones van mucho más allá. Las intervenciones y las miradas se dirigen también hacia la familia, con el fin de conseguir que ese niño se convierta en una persona adulta, que se acepte a sí misma tal y como es, que sea feliz, que se sienta segura, que consiga desarrollar todo su potencial hasta el máximo de sus capacidades y que, por consiguiente, logre la mayor independencia posible (Manual de Buena Práctica en Atención Temprana, FEAPS, Madrid, 2000).
“Se entiende por Atención Temprana el conjunto de intervenciones, dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar” (Libro Blanco de la Atención Temprana, 2000).
Aunque esta es la definición actualmente aceptada por los profesionales de la Atención Temprana (AT) en general, no siempre ha existido un consenso en cuanto a la misma a lo largo de los años. El término AT ha sustituido al de “estimulación precoz” (San Salvador, 1998), cuya finalidad era el tratamiento de los niños que tenían alguna deficiencia física, psíquica o sensorial, y que aparecía en los inicios de la vida, por lo que ese término estaba relacionado estrechamente con el de discapacidad. La mayoría de los tratamientos se basaban en métodos conductuales estructurados para enseñar a los niños nuevas habilidades. Hoy en día es innegable la influencia sobre los niños de numerosas variables como el estado emocional de la familia, los apoyos sociales, etc, variables que han hecho que haya variado el concepto de AT hasta el que es utilizado actualmente (Robles-Bello & Sánchez-Teruel, 2011).

DESARROLLO
La Atención Temprana (AT) es una técnica terapéutica con carácter preventivo y asistencial cuyo objetivo es lograr el máximo desarrollo potencial de los niños, utilizando para ello programas sistematizados y secuenciales. Se dirige a niños en la primera infancia que presenten o puedan presentar alteraciones en su desarrollo evolutivo (Diagnóstico interdisciplinar en Atención Temprana. Revista de Neurología).
En un principio los programas de Atención Temprana (AT) fueron dirigidos a niños que crecían en condiciones de pobreza, con el objetivo de modificar el curso del desarrollo infantil en los primeros años, a fin de preparar mejor para la escuela a quienes se encontraban en situación de riesgo por vivir en ambientes sociales desfavorecidos. Esta preocupación se extendió luego a los niños deficientes y a los niños con problemas de desarrollo.
Así, en la actualidad, los programas de Atención Temprana (AT) no sólo van dirigidos a los niños que padecen algún déficit físico, psíquico o sensorial, sino también a aquellos otros que, por diversas circunstancias, pueden presentar problemas madurativos o de adaptación, distinguiendo así dos claros grupos que Gallego (1995) clasifica como:
·        Niños de "alto riesgo" ambiental cuyos programas estarán destinados a prevenir posibles retrasos en el desarrollo de quienes están sometidos a influencias desfavorables de los sectores deprimidos socioculturamente.
·        Estos programas son aconsejables también como preventivos ante la sospecha de niños con dificultades para desarrollarse con normalidad o de encontramos ante niños y niñas considerados como de alto riesgo: niños con anomalías genéticas o cromosómicas, con alteraciones durante el periodo de gestación, prematuros o nacidos postérmino, etc.
·        Niños con alteraciones biológicas probables o establecidas:
·        Niños y niñas con alteraciones físicas: parálisis cerebral, espina bífida, miopatías.
·        Niños y niñas con alteraciones sensoriales: amblíopes-ciegos; hipoacúsicos-sordos.
·        Niños y niñas con alteraciones psíquicas: deficiencia mental, autismo, psicosis.
Por tanto, todos los programas  de Atención Temprana (AT) debe contemplar las siguientes áreas recogidas en la LOGSE para Educación Infantil (1990, cap.1, arto 9, 2-3):
-      El desarrollo del movimiento.
-      El control corporal.
-      Las primeras manifestaciones de la comunicación y del lenguaje, aprendiendo a hacer uso del mismo.
-      Las pautas elementales de convivencia y relación social.
-      El descubrimiento del entorno inmediato y de las características físicas y sociales del Inundo en que vive.
-      Elabore una imagen de si mismo positiva y equilibrada.
-      Adquiera hábitos básicos de comportamiento que le permitan una elemental autonomía personal.

OBJETIVOS DE LA ATENCIÓN TEMPRANA
-      Estimular el desarrollo de todas las capacidades, y especialmente las lingüísticas, que a su vez condicionan las cognitivas y sociales, pues es principalmente a través del lenguaje como el niño interacciona con las personas y con el mundo que le rodea, y a partir de su adquisición será como pueda desarrollar la lectura y la escritura posteriormente y sin problemas.
-      Conseguir un nivel socio-comunicativo aceptable mediante una rica transacción con su medio, mediante la integración de experiencias reales, que garanticen su generalización.
Así se potenciarán y organizarán las actividades e interacciones del niño, ofreciéndole un ambiente correctamente estimulado para contribuir a un desarrollo equilibrado de todas sus potencialidades.
-      Especial atención a aquellos casos en los que haya que compensar carencias y desajustes de origen socioeconómico, étnico y cultural.
-      Apoyar y colaborar con la familia, proporcionándole ayuda psicológica, estrategias pedagógicas y contactos con grupos de apoyo.
-      Lograr cada vez un mayor grado de autonomía en el niño para ser más adaptado y depender cada vez más de sí mismo y menos del educador.
-      Preparar al niño para inicial las enseñanzas en las mejores condiciones funcionales, a partir de aprendizajes significativos.
Señalar que la Atención Temprana (AT) debe prestar especial importancia a la interacción padres-hijos, proporcionado pautas de comportamiento adecuadas y evitando la sobreestimulación, que no proporciona efectos beneficiosos adicionales. Lejos de eso, la súperestimulación que los padres de niños con dificultades de aprendizaje ejercen sobre sus hijos suele ser movida por el afán de los primeros de controlar, pasando por alto uno de los principales mecanismos autorreguladores del bebé, como es apartar la mirada para adaptarse al nivel de estimulación. Se debe dar siempre un ajuste mutuo entre el comportamiento de la madre o del padre, la expectativa de cuál ha de ser según éstos el comportamiento de su hijo, y cuál es realmente el comportamiento de éste.
  
Debemos destacar que existe una creciente población infantil de riesgo, más  allá de los niños con patologías y síndromes evidenciables en el periodo prenatal.
Las diferentes formas de nacer, los diversos modelos de convivencia familiar, el  estrés, los elementos contaminantes, las enfermedades infectocontagiosas, la  inmigración, e incluso los avances de la Ginecología, la Neonatología y la Pediatría,  que posibilitan la vida de niños inviables en un pasado no muy lejano, son factores que  configuran un panorama en el que es necesario contar con unos dispositivos  preventivos y asistenciales de Atención Temprana (AT) que ofrezcan las mejores  posibilidades de desarrollo de estos niños y de sus familias.
Podemos concluir destacando la importancia de las actuaciones preventivas  sobre la población de alto riesgo, para lo que se deben elaborar y aplicar programas  de seguimiento, programas de análisis y puesta en común con otros servicios en  actuaciones preventivas, y acciones comunitarias de tipo informativo y/o formativo. La  sensibilidad institucional ante estas iniciativas, la investigación y la formación  especializada deben permitir a nuestra sociedad avanzar de manera eficaz en la lucha  por la calidad de vida de los niños que por sus factores de riesgo o problemáticas  precisan de una Atención Temprana (AT).